martes, 30 de abril de 2013

"Manzanas podridas"



                                                 
                                              “A quien corresponda”


Un servidor, Joan Manuel Serrat, casado, mayor de edad, vecino de Camprodón, Girona,
hijo de Ángeles y de Josep, de profesión cantautor, natural de Barcelona, según obra en el Registro Civil, un lunes 20 de Abril de 1981, con las fuerzas de que dispone, atentamente
EXPONE:
Que las manzanas no huelen, que nadie conoce al vecino, que a los viejos se les aparta después de habernos servido bien. Que el mar está agonizando, que no hay quien confíe en su hermano, que la tierra cayó en manos de unos locos con carnet.
Que el mundo es de peaje y experimental, que todo es desechable y provisional.
Que no nos salen las cuentas, que las reformas nunca se acaban,
que llegamos siempre tarde, donde nunca pasa nada.
Por eso y muchas deficiencias más que en un anexo se especifican,
sin que sirva de precedente, respetuosamente
SUPLICA:
Se sirva tomar medidas y llamar al orden a esos chapuceros que lo dejan todo perdido
en nombre del personal. Pero hágalo urgentemente para que no sean necesarios
más héroes ni más milagros pa' adecentar el local.
No hay otro tiempo que el que nos ha "tocao", acláreles quién manda y quién es el "mandao".
Y si no estuviera en su mano poner coto a tales desmanes,
mándeles copiar cien veces que "Esas cosas no se hacen".
Gracia que espera merecer del recto proceder de quien no suele llamarse a engaño,
a quien Dios guarde muchos años.







                              

                                       “Gracias por tu música”








sábado, 27 de abril de 2013

"Una tarde sin musa...".









¿Cómo puede mi Musa, tratar de inventar algo,



mientras que tú me alientas y esparces en mis versos,



tu exquisito argumento, demasiado excelente,



para que algún papel, vulgar, te lo repita?




¡Oh! Date tú las gracias, si algo de lo que es mío,
 


por digno de tu vista se ofrece a la lectura.



¿Quién sería tan necio, que de ti no escribiera,



cuando eres tú quien da la luz de la invención?




 Sé la décima Musa, diez veces más valiosa,



que las antiguas nueve, que invocan los poetas
 


y al juglar que te llama, déjalo producir



los versos inmortales, que al tiempo sobrevivan.




Mas si mi tenue Musa, agrada en ese tiempo,



sea mía la pena y tuya la alabanza.