jueves, 3 de enero de 2013

La voz humana: el instrumento perfecto.




Para que el sonido exista son necesarios tres elementos: a) un cuerpo elástico que pueda vibrar; b) un medio elástico para que se propagen las vibraciones y c) una caja de resonancia para que amplifique esas vibraciones y las haga perceptibles al oido mediantes unas ondas que se propagan por el aire.


En nuestro cuerpo el cuerpo elástico son unas membranas situadas en la garganta llamadas cuerdas vocales; el medio elástico es el aire que proviene de los pulmones y la caja de resonancia es todo el conjunto formado por la caja torácica, la faringe y las cavidades nasales y orales.

Gracias a todo este equipo biológico del cuerpo, nuestra voz dispone de absolutamente todas las cualidades acústicas de cualquier sonido instrumental: intensidad, duración y timbre.





Ahora bien, hay una diferencia importante que la separa del resto de instrumentos y es que puede modificar y adaptar la disposición y forma de la caja de resonancia (caja torácica, faringe y cavidades orales y nasales) para cada ocasión de manera que según sea lo que haya que cantar cambia de posición y esto hace que amplie, disminuya o transforme el timbre y la intensidad.

Nuestra voz es la fuente de sonido más antigua del hombre junto con la percusión. Mediante el canto expresamos nuestras emociones más intensas: las penas más hondas, las alegrias más sublimes de forma directa, sin intervención de ningún artefacto. Por eso se puede afirmar que la voz es el instrumento perfecto y el resto de ellos no son más que “prótesis” con las que extraer la música del alma cuando no se tienen las cualidades necesarias para el canto. El mejor elogio para un instrumentista es decirle que canta con su instrumento.






































2 comentarios:

  1. Bien empezamos la mañana, Toni. Gracias.

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    1. Si, no sé qué tiene esta melodia que hace que te vengas arriba, verdad?Un saludo!

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